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Manifestaciones clínicas de la disfunción temporomandibular

Por: Dra. María Paz Fariña Vélez, DMD

Especialista en Trastornos Temporomandibulares y Dolor Orofacial

El síndrome de disfunción temporomandibular, es una entidad patológica relacionada con problemas funcionales de la articulación temporomandibular (ATM) y/o de los músculos que mueven la mandíbula.

Los desórdenes de la ATM fueron ya reconocidos desde los tiempos de Hipócrates, pero fue James Costen (otorrinolaringólogo) en 1934, el primero que reunió un grupo de síntomas y los relacionó con los desórdenes funcionales de la ATM en lo que, posteriormente, se conocería como Síndrome de Costen.

Durante mucho tiempo, el concepto de síndrome (una agrupación de síntomas) fue considerado para estos trastornos; pero en la actualidad y gracias a los avances tecnológicos y científicos, podemos discernir entre varios cuadros nosológicos específicos, es decir, patologías individuales, para las que existen tratamientos diferentes.

Es entonces el concepto de trastorno o disfunción témporomandibular un concepto amplio, que engloba un no despreciable número de patologías específicas de distintas etiologías; así podemos agruparlas en: inflamatorias, desórdenes internos, degenerativas, musculares, tumorales, entre otras, y pudiendo mezclarse entre ellas e incluso general algún vínculo de causalidad y progresión de la enfermedad.

¿Quiénes están más susceptibles a sufrir un trastorno de este tipo?

Los pacientes que sobrecargan sus músculos y articulaciones con actividades que nada tienen que ver con sus funciones normales, estas actividades se denominan parafunciones, y pueden ser realizadas de día (como comerse las uñas, morderse los labios, comer chicle, etc.) o de noche como apretar o rechinar los dientes (más conocido como bruxismo).

Los músculos se fatigan de tanto trabajar día y noche, y duelen; por su parte, las articulaciones reciben la sobrecarga, por lo que su funcionamiento normal y anatomía se pueden ver afectados, sobre todo si faltan piezas dentarias, pues si faltan dientes para disipar la carga, esta carga la recibe la ATM.

Si bien los trastornos témporomandibulares afectan más a mujeres entre 20 y 40 años, cada vez es más frecuente encontrarlos en adolescentes, sin embargo, un número no despreciable de pacientes no busca ayuda para estas dolencias, por lo que probablemente le prevalencia de ésta patología está subestimada en poblaciones de pacientes.

Pacientes sometidos a tensión o estrés también están más propensos a desarrollar un trastorno, pues la musculatura se contrae involuntariamente (bruxismo) como signo de un problema emocional, sobrecargando las estructuras. Manifestaciones como el colon irritable, insomnio, alteraciones de apetito, caída del cabello, entre otras, también son alertas por parte del organismo de un mal manejo del estrés o la ansiedad.

¿Cómo debuta un trastorno temporomandibular?

Pese a que no se ha demostrado una evolución de gravedad en estos trastornos, en la clínica vemos pacientes que transitan de un ruido o clic articular a una disminución de la apertura bucal; o de un ruido arenoso en la articulación a un cambio en la mordida; sin mencionar el dolor que va desde un nivel basal crónico a periodos de dolor agudo e invalidante. Por lo que se hace necesario siempre un completa evaluación funcional los pacientes que relaten algún signo o síntoma de un trastorno temporomandibular, pues una intervención oportuna, puede evitar problemas mayores en el futuro.

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