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La mayoría tumores de pulmón a la mujer se asocian al hábito de fumar

 Prensa para ONG

Es igual que en el hombre, pero con efectos distintos. El aumento del consumo del tabaco creció a partir de la inserción laboral de la mujer. Los riesgos de fumar durante el embarazo.

Cáncer de pulmón y cáncer de cuello uterino son algunas de las consecuencias que sufren las mujeres fumadoras expuestas al virus del HPV, recuerdan los profesionales de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC), en adhesión al 31 de mayo, Día Mundial sin Tabaco.

“Cuando se asocia tabaquismo y cáncer, la primera imagen que aparece es la del cáncer de pulmón en el hombre. Hoy, las estadísticas señalan otra realidad”, sostiene el Dr. Matías Chacón (MN 86697), integrante de la AAOC.

En la mujer, existiría mayor susceptibilidad en el desarrollo del cáncer de pulmón, que es el tumor con mayor mortalidad tanto en hombres como mujeres.

La mayoría de los tumores de pulmón en la mujer se asocian al hábito de fumar como en el hombre, pero el impacto en el género femenino es distinto. Por ejemplo, las mujeres que fuman tienen mayores trastornos menstruales, menor fertilidad, mayor cáncer de cuello uterino y osteoporosis.

Embarazo y cigarrillo

Entre un 13 y un 22 % de las mujeres fumó durante el embarazo. El riesgo concreto en las mujeres embarazadas es perder el embarazo, defectos placentarios, alta incidencia de bebés prematuros, defectos en el nacimiento, bajo peso o bebés con riesgo de muerte súbita.

Los bebés que se crían en un ambiente fumador son más propensos a desarrollar enfermedades respiratorias, infecciones auditas y asma.

Tabaquismo y mujer

El cáncer de pulmón era un fenómeno inicialmente masculino. La mujer empezó a fumar tardíamente, a fines del siglo XX. Desde 1950, su tasa de mortalidad se incrementó un 550 % en la mujer. Es decir, la tasa de mortalidad se multiplicó por 6,5 veces.

El aumento en el consumo de tabaco por las mujeres desde su inserción laboral a la par del hombre es la razón por la cual el cáncer de pulmón femenino alcanzó en los últimos 25 años una proporción endémica.

De acuerdo con estadísticas publicadas en los Estados Unidos: en 1935, fumaba el 18 % de las mujeres. Aumentó a 33 % en 1965 y se mantuvo estable en los 70´. En los últimos 25 años hubo un disminución lenta hasta el nivel actual de 22%.

En las mujeres en edad de formación educativa, la tasa de fumadoras se incrementó del 18% en 1991 a 28% en 2001.

40 carcinógenos al encender un cigarrillo

Cuando se prende un cigarrillo se activan más de 40 carcinógenos entre los 4000 químicos contenidos en el tabaco, que, en estado de partícula o gaseoso, se depositan en la vía aérea.

La dosis de tabaco como carcinógeno depende los hábitos del fumador así como de la composición de cigarrillo.

Los filtros para bajar el contenido de nicotina aumentarían el número de cigarrillos diarios o producen inhalaciones más profundas aumentando la frecuencia de depósitos de carcinógenos en la periferia del pulmón.

La combinación del tabaquismo con el consumo de alcohol incrementa notoriamente el riesgo de tumores en la vía aérea y digestiva alta.

Prevención: evitar los agentes

El cáncer es una de las enfermedades con mayor posibilidad de prevenir. Uno de los caminos más eficaces para reducir el riesgo de desarrollar cáncer es evitar los agentes físicos, químicos, biológicos que provocan tumores.

La exposición al tabaco aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, vías urinarias, cabeza y cuello, laringe, esófago, estómago, hígado, intestino, cuello uterino, ovario, páncreas y leucemias.

Es indispensable la realización de programas de vigilancia integrados para el control del tabaquismo que abarque un amplio espectro, desde la planificación, la implementación de medidas hasta la evaluación de necesidades.

Se necesita un estilo de vida libre de humo para promover, en todas las edades, la salud ambiental.

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