Por: Dr. Jesús Hernández, Ph.D.
Mientras escribía, hubo momentos en los cuales pensé en la reacción de los lectores a este artículo. En mi mente observé los rostros de estudiantes y maestros de los diferentes niveles educativos del sistema público de enseñanza. Pensé en la posición a la cual se unirían, los médicos, sociólogos, sicólogos, psiquiatras, jueces, fiscales, abogados; en aquellos y aquellas que de alguna manera han tenido una experiencia directa y/o indirecta con el problema social, que es el maltrato, en todas sus manifestaciones.
Escuche los NO, como una reacción inmediata, sin que muchos meditaran ni tan solo un segundo, para emitir el comentario. Pensé un momento en los miles de hombre y mujeres (porque hay mujeres maltratantes) que están cumpliendo sentencias en las cárceles de todos los Estados de la Nación Norteamericana y en otros fuera de nuestras fronteras. Cuáles serían sus opiniones al pensar que casi nadie considera que para ellos hay un poco de esperanza rehabilitadora. Que no pueden ser rehabilitados, re-educados, re-integrado a la comunidad, que no pueden recuperar sus espacios en el marco y entorno familiar de donde salieron, conseguir sus esposas y hijos, que todo acabó para ellos y que le es mejor perder toda esperanza de rehabilitación.
Modelos Punitivos V.S. Modelos Salubristas
Nunca antes en la historia, se habían discutido los modelos presentados anteriormente, como se han discutido en los últimos años en Puerto Rico y en otros países del mundo. La celebridad de estos modelos discurre en el descubrimiento de que los modelos punitivos han resultado inefectivos en la reducción de los niveles de crímenes violentos. Las estadísticas de las agencias concernidas, señalan que los delitos en lugar de reducir, aumentan años tras años de una manera alarmante. Que los esfuerzos de las agencias de ley y orden, son cada día menos efectivas en detener dicho aumento. Provocando un desánimo en los diferentes sectores de la sociedad. Los programas de rehabilitación internos en su mayoría en la isla de Puerto Rico están llenos a capacidad, las cárceles están abarrotadas de miles de personas sentenciadas por diferentes delitos. Esto significa, que los esfuerzos y luchas anticrimen, no están resolviendo el problema y mucho menos que sean efectivas.
Es ahí donde nace y toma forma, la presentación de los llamados; Modelos Salubristas. Pero el mismo en su esencia ha sido maltratado, pues las personas, solo miran el uso del mismo dentro de un entorno rehabilitador de adictos a drogas y alcohol. Algo muy lejos de la verdad. Pues el mismo lo que pretende en su génesis, es proveer otras alternativas terapéuticas existentes para atender los problemas asociados con la delincuencia. Salubristas, no es solo medicar, ofrecer Metadona o Buprenorfina, no es la legalización de la marihuana, de la coca y la heroína, dar un cheque en blanco a los usuarios de estas drogas. Salubristas, es salud, es modificación de conducta, es el uso de modelos terapéuticos científicamente probados, que atienden las diferentes particularidades de las personas afectadas. Por salubrista entendemos la unión de diferentes profesionales en medicina y de todos los implicados en la salud mental. Es la creación de un banco de talentos, que se coloquen en una disposición inmediata, para atender las causas, efectos y la rehabilitación holística de los afectados.
Salubrista es; que los jueces, fiscales, trabajadores sociales y de casos, se abran a la incorporación de estos nuevos enfoques y apoyen la gestión de los mismos, sus trabajos y dedicación en el beneficio de los afectados, sean estos; alcohólicos, adictos a drogas, maltratantes, maltratadas, y otros tipos de conductas que afectan adversamente nuestras comunidades. Si no existe esa unión de voluntades, “la lucha es inútil”.
El autor es Presidente del Colegio de Profesionales de Consejería en Adición de Puerto Rico, Presidente del Capítulo de la Asociación Americana de Consejería en Salud Mental, Miembro de la Asociación Americana de Consejeros y Miembro de NAADAC