Laura Calderón-Lugo, Pharm.D.
Lucía Meylí García-Carmona, R.Ph., Pharm.D., BCGP, CDP
El Alzheimer (EA) es un trastorno neurológico progresivo que afecta principalmente a las personas de edad avanzada, provocando, entre múltiples síntomas, pérdida de memoria, juicio, coordinación y pérdida del funcionamiento independiente.
EA es el tipo más común de demencia, siendo el responsable de entre un 60 % y un 80 % de los casos. Se estima que cerca de siete millones de norteamericanos viven con Alzheimer. En Puerto Rico, utilizando los datos de Medicare, la cifra estimada fue de alrededor de 116,000 casos para el año 2022, y se estima que para el 2050 aumente a más del doble. En la actualidad hay 50,431 casos de acuerdo con el registro de EA, Huntington y otras demencias. Se espera tener datos actualizados para noviembre de 2024.
Mientras hay factores de riesgo para EA que no pueden modificarse, como la edad y el historial familiar, hay otros que pueden ser modificados. De acuerdo con la más reciente publicación de La Comisión Lancet, se han identificado 14 factores de riesgo que, al modificarse, podrían reducir o retrasar el 45 % de los casos de demencia. Estos son: baja escolaridad, pérdida auditiva, aislamiento social, depresión, consumo de alcohol en exceso, inactividad física, obesidad, fumar, diabetes, hipertensión, contaminación del aire, lesión cerebral traumática, pérdida visual y colesterol LDL elevado.
Hay evidencia en crecimiento sobre las diferencias en el riesgo de Alzheimer de acuerdo con el sexo de las personas, pero existe menos evidencia sobre el papel que juega el género en el riesgo de demencia. El Alzheimer es más prevalente en mujeres de edad avanzada cuando se compara con la población masculina. EA fue la segunda causa de muerte en mujeres de 65 años o más en Puerto Rico en el año 2022, mientras que en hombres sigue siendo la cuarta causa de muerte, según reportó el Departamento de Salud en el sexto Simposio de Alzheimer de Puerto Rico.
En un futuro se espera incluir información sobre identidad de género en dicho registro. Los siguientes términos se usarán de forma intercambiable para mencionar al colectivo de la comunidad sexo y género diversa: LGBT y/o LGBTQ+. De acuerdo con diversos estudios, los hombres transgénero, las mujeres transgénero y los adultos no binarios demostraron tener un riesgo mayor al llegar a la edad avanzada que los hombres y mujeres cisgénero. Una persona cisgénero es aquella cuya identidad coincide con su fenotipo (características observables) sexual.
Aunque los términos sexo y género se interrelacionan, con relativa frecuencia suelen intercambiarse a pesar de ser conceptos distintos. Cuando hablamos de sexo, se refiere al estado biológico femenino, masculino o una variación de las características sexuales. El género, por otro lado, es un término social dinámico que envuelve factores psicológicos, sociales y culturales que le dan forma a actitudes, comportamientos y conocimiento, entre otros. La falta de estandarización y claridad en la utilización de los términos sexo y género, la falta de consenso en cómo medirlos y la escasez de datos que exploren ambos limitan la evaluación de posibles diferencias en el riesgo de desarrollar Alzheimer.
Para los adultos LGBTQ+, la experiencia del Alzheimer puede verse profundamente influenciada por su contexto social. Muchas personas mayores LGBTQ+ han vivido décadas de discriminación, lo que puede afectar su confianza en los proveedores e instituciones de atención médica. Un historial de estigmatización puede conducir a tasas más bajas de divulgación de la orientación sexual y/o de la identidad de género a los proveedores de salud, lo que resulta en un servicio menos personalizado y efectivo.
El aislamiento social ha sido mencionado como factor de riesgo para la demencia. Los adultos LGBTQ+ tienen más probabilidades de vivir solos y menos probabilidades de tener hijos que las parejas heterosexuales. Esto puede resultar en menos cuidadores disponibles cuando más se necesitan. Por otro lado, el miedo a la discriminación en los centros de atención a personas mayores puede llevar a algunos a ocultar su identidad, exacerbando los sentimientos de aislamiento y soledad. Es posible que algunos residentes de estas facilidades no expresen explícitamente que pertenecen a la comunidad LGBTQ+, lo que podría obstaculizar el recuerdo de aspectos de su vida si están en centros de atención.
El tratamiento del Alzheimer en adultos de la comunidad sexo y género diversa requiere un enfoque que considere tanto las necesidades médicas como las psicológicas. La depresión es el factor de riesgo para Alzheimer que se reportó con mayor frecuencia en los adultos no binarios comparados con mujeres transgénero, hombres y mujeres cisgénero. Los proveedores deben estar capacitados y adiestrados en competencias culturales LGBTQ+ para garantizar que brinden una atención empática e informada.
Es fundamental que los planes de tratamiento incluyan consideraciones sobre la orientación sexual y la identidad de género del individuo, ya que pueden afectar su salud mental y la calidad de sus interacciones sociales. Aunque hay muchos estudios en curso y algunos prometedores, actualmente no existen tratamientos que puedan curar la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, existen medicamentos y estrategias de manejo que pueden retrasar el deterioro de la enfermedad y tratar los síntomas.
Prestar atención a la comunidad LGBTQ+ puede comenzar brindando un entorno de apoyo que garantice la implementación de políticas no discriminatorias. Tanto las redes como los grupos de apoyo específicos para pacientes LGBTQ+ con Alzheimer pueden desempeñar un papel fundamental a la hora de brindar sostenimiento emocional y práctico. Estos grupos ofrecen un espacio seguro donde las personas pueden compartir sus experiencias y desafíos sin temor a ser juzgadas. También es de suma importancia fomentar la investigación científica para construir evidencia sobre los factores de riesgo en grupos que no se estudian con frecuencia y, de esta manera, contribuir a reducir la disparidad en el acceso a servicios y atención médica.
«Este artículo es una reproducción de: Revista Farmacéutica del Colegio de Farmacéuticos de Puerto Rico ( julio / septiembre 2025 / Volumen 86 / Número 3).