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La comida nos conecta emocionalmente

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Dra. Montserrat Rodríguez

Por: Dra. Montserrat Rodríguez, Especialista en Medicina Interna, Gastroenterología y Nutrición

Una de las razones por las cuales la comida es tan importante es su capacidad crear toda una gama de emociones entre las personas que de un modo u otro comparten el acto de comer o cocinar.

Es por esto que cada día, a medida que perdemos la capacidad de compartir la mesa, de ir al supermercado con nuestra pareja o de cocinar en familia, vemos como aumentan los desórdenes emocionales que se traducen en trastornos alimentarios de diversos tipos. Cuando esto sucede, no podemos llenar el hueco o el vacío psicológico que tenemos y además nos sobrealimentamos, con lo cual en lugar de traer confort a nuestras vidas, atraemos enfermedades relacionadas con la mala alimentación y el sobrepeso. Usemos la comida para saldar cuentas con nuestra alma y espíritu, y no solamente para nutrirnos y calmar el hambre.

En los años 50 las familias comían la misma comida, preparada por la mamá, tenían horarios establecidos, una estructura que se adaptaba a todos los miembros del grupo, además los alimentos no eran tan procesados. Hoy los hogares parecen más un hotel, cada miembro de la familia tiene un horario diferente, se alimenta de manera distinta, duerme a horas diferentes y a veces solo se comunican para pelear.

No quiero entrar en los detalles acerca de las consecuencias que esto ha traído a la salud mental y física. De esto ya hemos hablado bastante: obesidad, sobrepeso, enfermedades cardiovasculares y diabetes, entre otras, son las primeras en la lista. Prefiero que en esta oportunidad nos concentremos en tratar de retomar algunas prácticas que nos pueden ayudar a reestablecer esta conexión entre los miembros de la familia o entre los amigos.

Los invito a que vayan en pareja o con sus hijos al supermercado y que comenten las diferentes opciones que se pueden conseguir. Eduquemos a nuestros hijos acerca de la calidad de la comida que consumimos.

Cocinen con su pareja, inventen, compartan tareas, y celebren la receta, no importa si es del todo perfecta. Esto nos une más con nuestros amores y el énfasis no estará en la comida sino en la maravilla del disfrute de estar juntos.

Invitemos a los miembros de la familia y amigos a compartir una jornada de cocina, algo como un festival gastronómico y estrechemos lazos de amistad.

Por último cuando tengamos que compartir una comida de negocios, los reto a que ordenen lo mismo que la otra persona comerá, se podrían asombrar de lo que esto puede generar, de la energía que se establece y de cómo podría aumentar el éxito del negocio que están haciendo. Es como estar en la misma página y alineado con la otra persona.

En fin cuando hablemos de comida no solo pensemos en la que se pone en el plato sino también en la que nos alimenta el alma y el espíritu.

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