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La musicoterapia

Windybeth Ferrer Robles

Por: Windybeth Ferrer Robles, Psicóloga

La música puede definirse como el arte de organizar de una forma sensible y lógica una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de melodía, armonía y ritmo. A esto se une la intervención de complejos procesos psicológicos, sociales, culturales y anímicos. Es un estímulo que provoca en el oyente una experiencia y puede cumplir con varias funciones: entretenimiento, comunicación, ambientación, educación, sanación o relajación.

Desde el principio de su existencia, el ser humano comenzó a imitar los sonidos de la naturaleza (ejemplo: canto de las aves) e imitar también el sonido interno de su cuerpo (ejemplo: ritmo natural de los latidos del corazón) para convertirlos en un medio de expresión. Esta manifestación artística es propia de todas las culturas y ha estado presente en celebraciones, rituales, religiones, ceremonias y guerras.

La historia nos relata cómo en lugares como Mesopotamia los músicos llegaron a ser tan respetados y reconocidos que se les perdonaba la vida cuando eran capturados tras la batalla. Después de los reyes y los sacerdotes eran las personas más influyentes de la sociedad. En Grecia, la música estaba presente en la escuela, en el trabajo, en el teatro y en todo tipo de ceremonias. También en Roma acompañaba todos los actos importantes. En la actualidad, disfrutamos de una variedad de instrumentos, ritmos, géneros, composiciones, interpretaciones y beneficios como resultado de la socialización, talentos, creatividad y valiosos estudios e investigaciones sobre la música.

Se le considera como un medio de comunicación no verbal que, debido a sus efectos psicológicos, emocionales y sociales, se ha utilizado como instrumento para influenciar el comportamiento individual o colectivo. Al igual que otros estímulos, produce una gran cantidad de respuestas que pueden ser inmediatas, posteriores, voluntarias o involuntarias. Dependiendo de las circunstancias personales (edad, etapa de desarrollo, estado anímico, salud psicológica, salud física) cada estímulo puede inducir una variedad de respuestas en las que se integran tanto los aspectos bio-físicos como los aspectos afectivos y mentales de la persona.

La música facilita el establecimiento y la permanencia de las relaciones interpersonales y contribuye a la adaptación del individuo a su ambiente. Además, enriquece el proceso sensorial, cognitivo (pensamiento, lenguaje, aprendizaje y memoria) y también enriquece los procesos motores. Fomenta la creatividad y promueve la disposición al cambio. Diversos tipos de música pueden reproducir diferentes estados de ánimo, tareas psicomotoras y cognitivas. El sistema nervioso central juega un importantísimo rol en todo este proceso.

El escuchar estímulos musicales placenteros o no, produce cambios en algunos de los sistemas de neurotransmisión cerebral. A modo de ilustración, se ha encontrado que los sonidos desagradables producen un incremento en los niveles cerebrales de serotonina, un neurotransmisor  relacionado con los fenómenos de agresividad y depresión.

La mayoría de las personas reconocen la música como una parte esencial de la vida diaria y admiten su influencia para consolar y sanar. Si tomamos en consideración lo antes mencionado y añadimos que la terapia es definida en términos de su raíz griega therapeia, como ayudar, atender o tratar… ¿Por qué no utilizar la música como una alternativa terapéutica? En el siglo XVIII comenzaron las primeras investigaciones y estudios científicos sobre su efecto en el ser humano.  Entre el 1900 y el 1950 la música como terapia tomó auge y en este último año se fundó la National Association for Music Therapy (NAMT por sus siglas en inglés).

La NAMT definió la musicoterapia como el empleo de la música para alcanzar objetivos terapéuticos: la recuperación, conservación y mejoría de la salud mental y física. Este tipo de terapia no es una disciplina aislada, más bien es una combinación dinámica de muchas. Actualmente su utilización como disciplina de salud se ha extendido alrededor del mundo. Se emplea en escuelas, clínicas, hospitales, centros de rehabilitación, asilos, centros de desarrollo infantil, instituciones de salud mental, prisiones, centros comunitarios y en la práctica privada.

El  musicoterapeuta es un profesional con unos conocimientos tanto en el ámbito musical como en el terapéutico e integra todas sus destrezas para establecer una relación de ayuda socio-afectiva mediante actividades musicales con el fin de promover o restablecer la salud de las personas con las que trabaja. Promueve cambios significativos en las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas.

Los niños autistas, con trastornos emocionales, con deficiencia mental, problemas de aprendizaje, problemas de conducta, y enfermedades terminales pueden beneficiarse de esta terapia. También los adultos con trastornos psiquiátricos, con deficiencia mental, prisioneros, adictos a sustancias y pacientes de enfermedades terminales. Aquellos que están saludables pueden utilizarla para reducir el estrés, para el parto, manejo del dolor y el desarrollo espiritual.

La meta principal de la musicoterapia es fomentar la calidad de vida de las personas y recurre a las melodías como método para reducir diversos problemas de salud. El diccionario Webster define “salud” como una condición de integridad en cuerpo, mente y espíritu. Esta definición implica que la salud es una condición holística.

La musicoterapia es una alternativa y se le reconoce varios beneficios: preventivos (reduce riesgos para su salud), curativos (disminuye o altera causa del problema), reconstructivo (reconstruir parte de sí mismo), de apoyo (sistema de apoyo e introspección), rehabilitatorio (recuperar o compensar capacidades perdidas) y paliativos (ayuda a mejorar su calidad de vida mientras enfrenta un problema de salud).

Varios estudios señalan que el escuchar música podría ayudar a reducir la respuesta individual al dolor crónico, reducir la ansiedad, (en especial antes y después de cirugías), disminuir el estrés, facilitar la relajación durante el trabajo de parto y alumbramiento, maximizar los efectos de la medicación contra el dolor, brindar asistencia en el monitoreo y control de respuestas fisiológicas durante procedimientos médicos, y ayudar a mejorar la calidad de vida durante las etapas cercanas a la muerte. De igual manera, se han obtenido resultados muy positivos en sesiones con personas con depresión, enfermos del mal de Alzheimer y con enfermos de esquizofrenia.

Gran parte de las enfermedades tienen su origen en el cerebro. Desde ahí se transmite a una parte del cuerpo un estímulo determinado que reproduce una enfermedad. Con la musicoterapia se intenta hacer llegar al cerebro unos estímulos que le lleven a una relajación o anulación de los que reproduce la enfermedad, a través de diversas melodías con las que se pueden conseguir efectos sorprendentes. También puede colaborar en reducir la angustia, el trauma y el miedo a la enfermedad, tanto en los clientes como en sus seres queridos. Además ayuda a  trabajar los sentimientos acerca de los tratamientos, los cuidados, la discapacidad, la posibilidad de muerte, y del estrés que genera la situación en la familia. Así mismo, contribuye a facilitar un mejor ambiente para la toma de decisiones, promover grupos de apoyo e impulsar actitudes positivas y saludables. La práctica de la musicoterapia es muy diversa y compleja para ser abarcada en un solo artículo. Sin duda alguna, es una alternativa que tiene como propósito ayudar a los clientes a mantener o recobrar la salud.

Referencias:

Bradshaw, D., Donaldson, G. & Jacobson, R. (2011). Individual differences in the effects of music engagement on responses to painful stimulation. J Pain. Dec;12(12):1262-73.

Bruscia, K. (2007). Musicoterapia. México: PAX.

Gallardo, R. (1998). Musicoterapia y salud mental. Buenos Aires: Universo.

Labriola, M. (2009). La música en la educación temprana. Argentina: Lugar.

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