Por: Roberto Irizarry, PsyD
Doctor en Psicología Clínica y Coach Profesional
Hoy quisiera hablarte sobre la mentalidad de un perfeccionista. Muchas personas pueden percibir el perfeccionismo como una cualidad positiva, pero en realidad, cuando se lleva al extremo, puede considerarse disfuncional y generar angustia y malestar emocional. Una persona perfeccionista por lo general establece metas muy elevadas con estándares de calidad demasiado exigentes. Además, valora la consecución de la meta en términos de todo o nada. Es decir, o todo sale bien o todo está mal. Las metas que han establecido son tan altas y exigentes que son imposibles de cumplir al 100%, a pesar de su esfuerzo. Por esta razón, están condenadas al sufrimiento.
Por ejemplo, una mujer que ocupa una posición ejecutiva en una organización. Al finalizar un proyecto del cual estuvo a cargo, su jefe la reconoce y elogia los resultados. Sus compañeros de trabajo la felicitan y reconocen como su líder. Sin embargo, dentro de su mente perfeccionista puede pensar: «Podría haber sido mejor», «Esperaba mejores resultados», «Si no hubiera fallado en esta área, sería perfecto» o «Para todos es un éxito, pero para mí es un fracaso». Aunque esta forma de pensar la impulsa a esforzarse y tener éxito, también la hace incapaz de disfrutar de sus logros merecidos, ya que se enfoca más en sus errores que en sus victorias. Además, su autoestima o valía está muy conectada con sus logros. Es por esta razón que un día puede sentirse muy feliz, competente y realizada por alcanzar una meta, y al día siguiente puede sentirse fracasada e inepta por no lograr un objetivo. Esta forma de pensamiento tan rígida la convierte en una persona frágil ante la adversidad.
¿Qué podemos hacer?
Crear conciencia: Dedica tiempo a reflexionar sobre este tema. Identifica si tienes una mentalidad perfeccionista. Reconoce las ventajas y desventajas de tener este tipo de mentalidad. Piensa cómo esta mentalidad ha afectado tu vida (aspectos laborales, personales, relaciones y bienestar).
La perfección no existe: Las personas con mentalidad perfeccionista enfrentan el problema de que nada en este mundo es perfecto. Como seres humanos imperfectos, cometeremos errores. Buscar la perfección no está basado en la realidad, por lo tanto, está condenado al fracaso.
Cambia la Perfección por la Excelencia:
La excelencia es una palabra que se asemeja al perfeccionismo, pero no es lo mismo. Una persona con una mentalidad de excelencia se esfuerza al máximo por alcanzar sus objetivos. Utiliza todos sus talentos, fortalezas y recursos disponibles. Al finalizar, cuando logra sus metas, tiene la capacidad de disfrutar de sus logros, reconocer lo que salió bien, aceptar los elogios de otros y valorar sus contribuciones. Luego, dedica tiempo para disfrutar y evaluar todo para ver qué se puede mejorar en la próxima ocasión. Esta forma de percibir la vida te llenará de satisfacción y aumentará tu bienestar, a diferencia del perfeccionismo.
Para concluir, es importante entender que el cambio no surge de la noche a la mañana; se necesita tiempo y esfuerzo. En este proceso es probable que tengamos recaídas. Cuando esto ocurra, ten misericordia contigo mismo y trátate con cariño. Luego, inténtalo de nuevo hasta que se convierta en un hábito saludable.
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