Por: Dra. Montserrat Rodríguez

Médica y Nutricionista Transformadora
Querido lector virtual:
Hoy quiero hablarte de nutrición, sanación y de historia… Desde hace siglos, nuestras abuelas preparaban caldos lentos, densos, llenos de sabor y sabiduría. No era solo una tradición culinaria, sino una medicina casera. Cuando alguien en casa se enfermaba, cuando había fatiga, resfriados, convalecencias, dolor en las articulaciones o malestar digestivo, el remedio no salía de una farmacia: salía de una olla.
Hoy la ciencia funcional nos confirma lo que la sabiduría popular ya sabía: el caldo de huesos es uno de los alimentos más regeneradores que podemos ofrecerle a nuestro cuerpo. Su riqueza nutricional lo convierte en un verdadero elixir para el intestino, las articulaciones, la piel, el sistema inmune, el hígado y las hormonas.
¿Por qué es tan poderoso?
Cuando preparamos un caldo con huesos de calidad, cocinados lentamente con vinagre, hierbas y vegetales, extraemos de ellos colágeno, minerales biodisponibles, aminoácidos antiinflamatorios y compuestos que ayudan a reparar tejidos. Esta combinación única lo convierte en un gran aliado para:
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Sanar la mucosa intestinal, especialmente en casos de intestino permeable, disbiosis, colon irritable, SIBO o candidiasis.
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Apoyar las articulaciones y reducir el dolor en casos de artritis o desgaste.
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Mejorar la calidad del sueño y reducir el estrés, gracias a su aporte de glicina.
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Estimular la producción natural de colágeno, embelleciendo la piel y fortaleciendo uñas y cabello.
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Desinflamar y apoyar la función hepática, facilitando la detoxificación y el equilibrio hormonal.
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Aportar minerales esenciales como calcio, magnesio, fósforo y potasio, necesarios para la salud ósea, muscular y metabólica.
¿Cuándo lo recomiendo en consulta?
En mi práctica clínica lo indico en muchos contextos:
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Pacientes con enfermedades autoinmunes o inflamatorias.
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Mujeres en transición hormonal, con fatiga crónica, insomnio o ansiedad.
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Personas con problemas digestivos que desean regenerar su microbiota y mucosa.
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En casos de disbiosis, intestino permeable o colitis autoinmune.
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Como parte de protocolos detox o simplemente para fortalecer el sistema inmune y energético.
Lo mejor de todo es que es accesible, económico, personalizable y… ¡delicioso!
¿Cómo se toma?
Puedes tomarlo en ayunas como parte de una rutina de reparación intestinal. También es excelente como base para cremas, sopas o guisos, o como colación en la tarde o noche, cuando necesitas algo reconfortante sin sobrecargar el sistema digestivo.
Receta de caldo de huesos sanador
(Versión funcional y medicinal)
Ingredientes:
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1.5 a 2 kg de huesos de res, pollo o mixtos (mejor si tienen tuétano o articulaciones como patas, carcasa, rótula)
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2 cucharadas de vinagre de manzana
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2 zanahorias grandes en trozos
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2 ramas de apio
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1 cebolla mediana en cuartos
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4 dientes de ajo aplastados
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1 trozo de jengibre fresco (5 cm)
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1 trozo de cúrcuma fresca o 1 cucharadita en polvo
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1 cucharadita de pimienta negra
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2 hojas de laurel
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Ramitas de perejil o tomillo (opcional)
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Agua filtrada (que cubra todo + 5–7 cm)
Opcionales:
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1 cucharada de alga kombu (para aumentar el yodo y minerales)
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1 cucharada de semillas de hinojo o comino (para desinflamar y facilitar la digestión)
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Pre-blanquear los huesos (opcional pero recomendable para limpiar impurezas): hervir los huesos en agua durante 5 minutos, desechar el agua, enjuagar los huesos y luego proceder a la cocción principal.
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Si usas huesos de res comprados en el supermercado: se recomienda colocarlos en el horno a 390 ºF (200 ºC) durante 30 minutos antes de iniciar el proceso de cocción en la olla.
Paso a paso:
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Coloca todos los ingredientes en una olla grande o en olla de cocción lenta (slow cooker).
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Agrega suficiente agua para cubrir bien los huesos y vegetales.
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Añade el vinagre de manzana para facilitar la liberación de minerales.
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Cocina a fuego muy bajo:
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En olla tradicional: durante 24 horas (si es de res) o 18 horas (si es de pollo).
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En slow cooker: 24 horas en temperatura baja.
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Retira la espuma que suba durante la primera hora de cocción, si es necesario.
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Una vez terminado, cuela bien y desecha los sólidos. Si lo deseas, retira la grasa visible una vez el caldo se enfríe en la nevera (aunque esa grasa es nutritiva si se tolera).
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Guarda en frascos de vidrio en la nevera hasta por 5 días o congela en porciones para uso prolongado.
Mi consejo final:
Empieza con una taza al día. No necesitas cambiar todo de golpe. Solo empieza a nutrirte desde lo profundo. Tu cuerpo lo va a sentir y te lo va a agradecer.
Y si quieres muchos más consejos y la estrategia completa para recuperar el balance y la salud hormonal y metabólica, te invito a que te inscribas en mi programa “Sana tu tiroides con las 5R” para comenzar a sanar desde la raíz y para siempre.
Tu nutricionista
Para más información, drmontserrat.com