Por: Dra. Montserrat Rodríguez
Especialista en Medicina Interna, Gastroenterología y Nutricionista
Las patologías benignas relacionadas con la vesícula biliar normalmente terminan en cirugía, siendo las más frecuentes: los cálculos biliares, la formación de “barro biliar” o la inflamación crónica de la vesícula. En cada uno de esos casos nombrados, se ha estudiado que la principal causa viene por malos hábitos alimenticios donde el altísimo consumo de grasas saturadas y harinas refinadas así como el exceso de alimentos procesados juegan un papel fundamental.
Pero una vez que el paciente ha sido diagnosticado y sometido a cirugía para extraer la vesícula entonces es hora de cuidar la alimentación para evitar complicaciones, síntomas indeseables que suelen presentarse durante el post operatorio inmediato y tardío y finalmente para prevenir cualquier otra enfermedad derivada de una dieta alta en grasas, comida procesada y harinas refinadas.
Las recomendaciones de una dieta de recuperación y para disminuir la inflamación en estos casos consiste en ELIMINAR todas aquellas comidas que funcionan como desencadenantes de síntomas molestos y de la enfermedad en sí. Entre ellas estarían principalmente aquellos cargados de grasas altamente saturadas como:
· Comida frita, tipo papas o chips
· Carnes altas en grasas como tocineta, boloña, salchichas, carne molida y costillas
· Productos lácteos altos en grasa como quesos, helados, cremas, leche entera y nata o sour cream
· Alimentos preparados con alto contenido de mantequilla o derivados
· Pizzas
· Sopas y salsas cremosas
· Chocolate alto en azúcar y grasa
· Aceites saturados como los derivados de animales o de palma o de coco
· La piel del pollo o del pavo
Luego tenemos otros alimentos que aunque son beneficiosos para muchas otras funciones deben ser introducidos en este caso específico de manera gradual, pues podrían producir muchos gases y con las consecuentes molestias de los mismos. Entonces para ingerirlos con precaución y principalmente cocinados, tenemos:
· Cereales con alto contenido de fibra
· Granos enteros
· Nueces y semillas
· Coles de Bruselas
· Brócoli
· Coliflor
· Repollo de todos los tipos
Una vez aclarado lo anterior no nos queda más que llenar nuestra alacena y nuestro refrigerador con los siguientes alimentos que ayudan a la recuperación de los tejidos, sirven como antiinflamatorios y facilitan el proceso de la digestión. Entre estos estarían:
· Vegetales de todos los colores, sobretodo los que son ricos en antioxidantes tales como: tomate, pimentón rojo, calabaza, zuccini. Con la salvedad de que deben estar cocinados.
· Frutas ricas en vitamina C y en flavonoides, ingredientes fundamentales para la cicatrización. Entre estas estarían: todos los cítricos, todos los de la familia de las bayas, las uvas, las ciruelas y la piña.
· Es importante bajar a lo mínimo el consumo de proteína animal, pues esta es la más difícil de digerir y se trata de hacerle más fácil la recuperación al sistema digestivo. De estas las más recomendadas serían aquellas provenientes del pescado, y la parte blanca de las aves.
· Para aprovechar todas las propiedades de los vegetales y las frutas se sugiere aumentar el consumo de jugos depuradores que tienen un efecto maravilloso al limpiar las vías biliares y dar energía. (Aquí las mejores opciones son combinaciones de espinaca, celery, pepino, kale, zanahoria, remolacha) y agregar un toque se linaza, pero molida, para evitar el efecto molesto de un exceso de fibra.
· Después de cada comida se recomienda un té de hinojo para eliminar la flatulencia. Y en el medio de las comidas, de manzanilla con jengibre para desinflamar las vías digestivas que hayan sido afectadas.
· Para sustituir los lácteos la mejor opción es hacerlo con leches de origen vegetal, pero si no estamos dispuestos a cambiar y si no hay una franca intolerancia a la leche podríamos usar leche de cabra o de vaca orgánica y con la menor cantidad de grasa posible.
· Una última recomendación es bajar el tamaño de la porción y repartir las comidas de manera más balanceadas, para evitar una reacción brusca del sistema digestivo después de ingerir una cantidad muy copiosa de alimentos.