Por: Dra. Montserrat Rodríguez

Médica y Nutricionista Transformadora
Querido lector virtual:
Últimamente escuchamos hablar del magnesio por todos lados. Está presente en redes sociales, en los suplementos más recomendados por médicos funcionales y en las conversaciones entre pacientes que buscan mejorar su energía, su sueño o su digestión. Pero, ¿por qué este mineral tan sencillo se ha vuelto el protagonista de la salud moderna?
Como médico nutricionista, te aseguro que el magnesio no es una moda, es una necesidad. Y en este artículo quiero ayudarte a entender por qué, cómo saber si te está faltando y, sobre todo, cómo puedes empezar a usarlo correctamente para transformar tu bienestar.
¿Por qué es tan importante el magnesio?
El magnesio participa en más de 300 reacciones bioquímicas en el cuerpo. Está involucrado en funciones tan vitales como:
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La producción de energía celular (ATP).
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La relajación muscular y neurológica.
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El ritmo cardíaco.
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La función cerebral y el estado de ánimo.
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La regulación del azúcar en sangre.
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La síntesis de proteínas y reparación celular.
En otras palabras, sin suficiente magnesio, tu cuerpo no puede funcionar de forma óptima.
¿Por qué nos hemos vuelto deficientes?
La deficiencia de magnesio es tan común hoy en día que muchos expertos la consideran una epidemia silenciosa. Las causas son varias y muy actuales:
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Suelo empobrecido: los alimentos hoy tienen menos magnesio que hace 50 años.
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Estrés crónico: el cuerpo gasta más magnesio cuando estamos tensos o ansiosos.
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Consumo excesivo de azúcar, alcohol y cafeína: todos agotan nuestras reservas.
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Uso de medicamentos como antiácidos, diuréticos o anticonceptivos: interfieren con la absorción.
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Problemas digestivos: si hay inflamación intestinal o disbiosis, no absorbemos bien el magnesio.
El resultado puede ser fatiga, insomnio, ansiedad, calambres, estreñimiento, dolores musculares, migrañas, palpitaciones… y mucho más. Todo esto puede mejorar notablemente con una corrección adecuada de magnesio.
¿Qué alimentos contienen magnesio?
Aunque recomiendo complementar con suplementos, es importante también incluir estos alimentos ricos en magnesio:
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Vegetales verdes como espinaca, acelga y kale.
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Legumbres: lentejas, frijoles, garbanzos.
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Frutos secos y semillas: almendras, nueces, semillas de calabaza y chía.
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Cacao puro y chocolate negro (mínimo 70%).
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Aguacate.
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Plátano.
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Tofu.
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Pescados como salmón y caballa.
Sin embargo, en muchas personas la alimentación por sí sola no es suficiente para alcanzar niveles óptimos, especialmente cuando hay una condición de salud o síntomas activos.
¿Necesito suplementar? Sí, pero no con cualquier magnesio
Uno de los errores más comunes que veo en consulta es tomar “magnesio genérico” sin saber cuál es el tipo adecuado para cada caso. Por eso he preparado una guía práctica que te ayudará a elegir el tipo de magnesio ideal según tus síntomas, objetivos y estilo de vida.
Tipos de magnesio y para qué sirve cada uno:
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Citrato de magnesio: ideal para aliviar el estreñimiento y mejorar la digestión.
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Glicinato de magnesio: excelente para relajación, ansiedad, insomnio y salud mental.
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Treonato de magnesio: atraviesa la barrera hematoencefálica; ayuda en memoria, foco y claridad mental.
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Cloruro de magnesio: recomendado para dolores musculares y recuperación física.
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Malato de magnesio: potente para la energía celular, ideal en fatiga crónica o fibromialgia.
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Taurato de magnesio: útil para hipertensión o problemas cardíacos.
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Óxido de magnesio: menos absorbible, pero puede servir en casos de acidez y tránsito lento.
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Lactato de magnesio: fácil de digerir, útil para niños o personas con estómagos sensibles.
Conclusión
El magnesio puede ser tu gran aliado para recuperar el equilibrio, dormir mejor, pensar con más claridad y aliviar síntomas que quizá llevas tiempo arrastrando. Pero, como todo en salud funcional, la clave está en la personalización.
Con cariño y compromiso,
Para más información, drmontserrat.com