Por: Ivonne López de Victoria, Ph.D.
Especialista en Consejería en Salud Mental y Adiciones
Hay personas que se sumergen en un estado de tristeza, desánimo y decaimiento total cuando sienten la proximidad de la Navidad y todos los arreglos que esto conlleva.
Las causas de la depresión navideña pueden ser variadas. De hecho, son bastante similares a las asociadas a festividades como el Día de las Madres, Día de los Padres, Día de los Enamorados o cualquier otra fecha significativa. El hecho de que la Navidad no sea una celebración de un día, sino una época del año rodeada de fiestas y celebraciones por doquier, puede ser una verdadera tortura para el individuo afectado por la depresión navideña. El fallecimiento de un ser querido, la distancia—tanto física como emocional— de un ser querido, la ruptura de pareja, las expectativas insatisfechas o no alcanzadas, los problemas económicos, los malos recuerdos o la soledad, pueden ser solo algunas de las razones por las cuales un individuo se ensimisme y evite compartir con los demás la alegría de la temporada navideña.
Es importante que se haga una diferenciación entre la tristeza y la depresión. Esta última es una verdadera enfermedad y amerita un tratamiento especializado, pues el individuo es incapaz de sostener un comportamiento normal.
Recordemos que la Navidad es un periodo asociado a la finalización del año; se alcanzan las metas propuestas hace doce meses. Se cierra un ciclo de la vida. Las personas hacen un recuento de las metas propuestas y las metas alcanzadas y evalúan directamente los éxitos contra los fracasos. No todo el tiempo se obtiene un balance positivo. Sin embargo, hay personas que pueden afectarse de manera negativa por esto. Además, el pensamiento de que “todo tiempo pasado fue mejor” y la evocación de recuerdos cálidos y reconfortantes en un ambiente familiar feliz aumentan más la depresión y sensación de vacío de estos pacientes. En otros casos, la baja autoestima puede jugar un papel importante. Al ser la Navidad un tiempo asociado a la felicidad, el amor y la paz, esos individuos no se sienten merecedores de estas cualidades. Es más, llegan a sentirse culpables por el hecho de pensar en compartir y disfrutar de las fiestas junto con los demás, ensimismándose aún más en la depresión.
Todos estamos propensos a presentar y/o experimentar una depresión Navideña. Sin embargo, dependiendo de los valores morales y familiares, el apoyo de la familia y de amigos, la autoestima y la manera en la que se acostumbre a enfrentar los problemas, estas posibilidades pueden disminuir o aumentar.
Hay quienes, con un grado de vulnerabilidad mayor, se entregan a vicios como el alcohol, las drogas e incluso a pensamientos asociados al suicidio. Hay grupos a los que se tiene que prestar mayor atención, por ejemplo: hijos de matrimonios separados. Debido al divorcio o separación de sus padres, estos jóvenes tienen un factor emocional importante. El hecho de tener que escoger entre pasar la fiesta con papá o con mamá y el qué pensará el que no resulte escogido, agrega un factor de tensión a esta mente joven. No se les debe presionar, y mucho menos utilizar estrategias psicológicas baratas para ganar el honor de pasar la fiesta con sus hijos. Déjelos escoger libremente, respete su decisión y evite a toda costa hacerles sentir culpables. Otro grupo que se afecta con bastante frecuencia es el de la tercera edad. Esto se debe a que, muchas veces, se sienten relegados en los quehaceres y tareas familiares asociadas con los preparativos navideños. Trate de asignarles tareas que les hagan sentirse útiles y enlazados con el resto de la familia. Asignarles el rol de “contador de cuentos”, en el cual salen a relucir anécdotas del pasado, hará que se sientan integrados e importantes en estas fechas.
Los que conviven con personas deprimidas, sobre todo en estas fechas, deben invitarlas a participar en las celebraciones haciéndoles ver que son parte importante de las mismas. No las obligue, ni las humille, no les diga que están “exagerando la nota”. Podría ser peor para ellos el ver que quien pudiera ser apoyo es, más bien, una piedra más en el camino que deben evitar o saltar. Trate de ponerse en su lugar y de respetar sus decisiones. Apóyeles y hágales ver que tienen personas que les quieren y comprenden sus decisiones, sin importar cuales sean.
En el caso de personas que sufren de depresión navideña, podemos darle los siguientes consejos:
- Rodearse de gente: para aquellos que no han racionalizado su problema, la idea puede resultar difícil. Sin embargo, para aquellos que ya han aceptado su situación, pueden considerar la idea de compartir más con amigos o familiares.
- Hacer una lista de gratitud: realizar una lista de cosas buenas que tienen o les rodean. El hecho de tener una familia que le apoye, tener salud, tener un trabajo, niños sanos, entre otras cosas, puede resultar beneficioso para estas personas.
- Identificar los medios: a qué se le teme, porque se siente así, son algunas de las preguntas que se deben hacer estos pacientes. Resultará positivo, ya que permitirá detectar qué produce esta sensación y permitirá buscar cómo resolverla o al menos, cómo superarla.
- Cambiar el ambiente: los recuerdos, ya sean malos o “dolorosamente buenos”, pueden hacerse un poco más livianos si no se permanece en el mismo lugar donde se produjeron. Ya sea con un paseo, un viaje corto a una ciudad vecina o un cambio de atmósfera, se puede reducir la ansiedad en algunos individuos.
- Ayudar a otros: hacer algo útil por el prójimo y ver que hay personas menos afortunadas que uno, ayudará a superar las sensaciones de tristeza y de vacío de la época.
- Llenarse de luz: es una premisa literal y no una afirmación metafísica. Varios estudios han demostrado que los ambientes bien iluminados ayudan a combatir la depresión. También se ha visto que vestirse con colores llamativos y evitar colores oscuros o asociados con tristeza, inspiran vitalidad.
- No beber en exceso: no se debe perder el sentido común. El olvido que proporciona el alcohol es solo temporal y no contribuye en nada a resolver el problema.
- Buscar ayuda profesional: la depresión aguda es un problema superable bajo la guía de un experto. La capacidad de solicitar ayuda en el momento adecuado es una señal de conciencia y de respeto propio.
- No descartar de plano unirse a la fiesta: interactuar con otros quizás resulte una idea poco atractiva al principio, pero es muy probable que su ánimo mejore al integrarse a un ambiente más alegre.
Detalle Importante:
Las enfermedades mentales representan uno de los grandes problemas que afectan a la sociedad puertorriqueña en la actualidad. El acelerado proceso de desarrollo que durante los últimos años ha experimentado nuestra Isla está evidenciando un grave problema de depresión.
El problema social resultante de este desarrollo acelerado ha producido un disloque de los patrones, valores y estructura, creando desajuste de índole psicosocial. Como consecuencia, se ven afectados tanto los individuos como sus familiares, la comunidad y la sociedad en general.
La experiencia de otros países demuestra que Puerto Rico está en una posición de avanzada en relación a la mayoría de los países del mundo y a los estados de la nación. Esto lo determina la existencia de un organismo gubernamental especializado y dedicado de forma exclusiva a la atención de este grave problema social que tanto afecta a la humanidad.
La ley Núm. 67 de 7 de agosto de 1993, en virtud de la cual se crea la Administración de Servicios de la Salud Mental y Contra la Adición (ASSMCA), establece en la Sección 3 que la política pública para el tratamiento de los pacientes bajo los programas de salud mental estará dirigida hacia un concepto biosicosocial. Entiéndase que el concepto incluye las dimensiones físicas, biológicas, psicológicas y sociales relacionadas con los desordenes mentales.