Por: Susana Berríos, estudiante de maestría en consejería psicológica
El cutting es un tipo de autolesión consistente en infligirse cortes en la piel recurrentemente. Cerca del 40% de los jóvenes puertorriqueños se han autolesionado antes de entrar a la universidad. Muchos lo hacen de forma pasajera, por curiosidad o para encajar. Los casos están en toda la Isla, siendo las féminas quienes más lo hacen. Las partes más cortadas son las muñecas, antebrazos, piernas y abdomen. Se eligen lugares fáciles de esconder para evitar la desaprobación y las consecuencias negativas.
El cutting se utiliza como un mecanismo de regulación emocional para deshacerse de sensaciones como soledad, tristeza, ansiedad, frustración y culpa en aquellos que no tienen otra forma de afrontar este malestar. Una historia de maltrato, abuso, violencia, alcoholismo parental, negligencia parental, acoso escolar, identidad de género, orientación sexual y mala nutrición aumenta la vulnerabilidad del cutting. Además, estas personas tienen problemas de ansiedad, depresión, timidez, baja autoestima y dificultades para comunicarse.
El efecto liberador del cutting se debe a que durante las situaciones de peligro, el cerebro libera analgésicos naturales como las endorfinas opioides. Por esto, a muchos les gusta el riesgo, los deportes extremos y las películas de terror. En la mayoría de los adolescentes, estas conductas desaparecen cuando se adquieren otras formas de controlar sus emociones. Pero en algunos casos, el cutting puede ir acompañado de otras autolesiones como quemarse, golpearse, morderse o clavarse objetos. El nivel de daño y su frecuencia aumentan cuando el dolor psicológico es insoportable. Los casos más graves desencadenan ansiedad, depresión, adicciones, trastornos de personalidad y suicidio. Sin embargo, pocas veces el cutting lleva al suicidio; los casos que llegan a este final tienen una prolongada historia de sufrimiento y desatención social.
El tratamiento eficaz depende de una detección temprana. Sin embargo, pensar que esto sucede porque los adolescentes son dramáticos, inmaduros, débiles, rebeldes o les falta mano dura, genera más barreras. Algunas señales de las autolesiones son: cicatrices y hematomas recurrentes, portar objetos afilados sin razón, vestir mangas largas y pantalones en todo momento, evitar hablar de sus emociones, problemas de sueño, recibir acoso escolar, aislamiento social y comentarios negativos hacia sí mismo. Además, se debe prestar mayor atención si en la familia hay historia de depresión, trastornos de personalidad, alcoholismo o consumo de alcohol.
El tratamiento de las autolesiones debe ser interdisciplinario. Es fundamental que los padres reciban psicoterapia familiar para aprender a hablar más abiertamente y contribuir en el desarrollo de estrategias de afrontamiento más positivas. En los casos que existen otros trastornos que ponen en riesgo el bienestar del adolescente, es necesario un tratamiento más intensivo en un hospital psiquiátrico.
En caso de detectar señales de cutting, siga lo siguiente:
- Guarde la calma y no agrave la situación con regaños, insultos o castigos.
- Asegúrese de que no haya riesgo vital para el/la menor. Si hay ideación suicida, la lesión es grave o hay evidencias de posible suicidio, diríjase al hospital más cercano.
- Inspeccione el estado de ánimo del/la menor, en casos de alteraciones emocionales (llanto excesivo, inmovilidad, aislamiento, agresiones, gritos), no presione para hablar.
- En todo momento, ofrezca apoyo emocional y hágale saber al/la menor que está abierto para hablar sobre lo que él/ella desee sin presiones y con amor.
- Busquen ayuda profesional cuanto antes.
Durante la intervención:
- Hable constantemente con el menor sobre sus percepciones, emociones y su relación.
- Ajusten los hábitos de vida poco saludables (alimentación, sueño, uso de tecnología, actividad física y relaciones sociales).
- Ajusten las situaciones de mayor presión y estrés (familiares, escolares y relacionales) ayudándole a buscar formas de afrontarlas.
- Este es un proceso largo con posibles recaídas. No culpe al/la menor por las recaídas y fomente ser una fuente de apoyo.