Dr. Rafael A. Mosquera Fernandez MD, MSc, FACG
Presidente de la Asociación Puertorriqueña de Gastroenterología
Leyendo la revista Scientific American de diciembre de 2019, donde se hace un resumen de los artículos más importantes del año 2019, me encontré con este interesante artículo “Evolved for exercise”, escrito por el Dr. Herman Pontzer, Profesor de Antropología Evolutiva de la Universidad de Duke, y decidí traducirlo para resaltar la importancia del ejercicio en nuestras vidas.
Actualmente, los adultos en Estados Unidos típicamente caminan 5,000 pasos al día, lo cual es extremadamente bajo y contribuye a la alta incidencia de diabetes tipo 2 que afecta a uno de cada diez adultos, y la alta incidencia de enfermedad cardiovascular (corazón), siendo esta la causante del 25% de todas las muertes. Los estilos de vida sedentarios son una de las causas más importantes en el desarrollo de estas condiciones. Como lo demostró un estudio en Australia, que informó que por cada hora que se acumula viendo televisión, hay una reducción en el largo de vida total de 22 minutos.
En los últimos 1.8 millones de años, el Homo erectus fue evolucionando cuando comenzó a cambiar su alimentación y comenzó a cazar. Esto causó no solo cambios físicos, sino también modificaciones fisiológicas que nos ayudaron a ser más eficientes en la caza. El movernos hacia arriba en la cadena alimenticia, de frutas y vegetales a carne, significaba correr detrás de la presa. La comida era más difícil de obtener, y había que gastar más energía en el proceso. Se caminaba 14 kilómetros por día (equivalente a 12,000 a 18,000 pasos diarios) para poder captar la presa.
El ejercicio se convirtió en una parte integral de nosotros; nuestro cuerpo cambió, no solo físicamente, sino también fisiológica, anatómica y metabólicamente, para mantenernos activos y efectivos en la caza. Todos nuestros órganos fueron afectados por estos cambios. Cambios fisiológicos como la producción de endocannabinoides como recompensa a la actividad física prolongada, conocido como el «high» de los corredores. La estimulación en la liberación de moléculas neurotróficas que promueven la neurogénesis y el crecimiento del cerebro, mejorando la memoria y reduciendo los cambios cognitivos que vienen con la edad.
Los músculos de nuestras piernas son un 50% más grandes que los de los monos, teniendo una proporción mayor de las fibras «slow twitch» que resisten más la fatiga que las de los monos. Evolucionamos a un metabolismo más rápido, lo que aumentó la energía disponible para el incremento en la actividad física y la energía que requería un cerebro más grande.
El aumento en el ejercicio físico se convirtió en una parte integral de nuestras vidas, causando modificaciones en todos nuestros órganos para mejorar la supervivencia. El ejercicio no era una forma para bajar de peso, lo cual sabemos que no funciona, sino una forma de sobrevivir.
Es por estas razones que el ejercicio es importante en nuestras vidas. Entre muchos de los beneficios del ejercicio se encuentran:
1. Reduce la inflamación crónica, un factor importante en la enfermedad cardiovascular.
2. Reduce los niveles de descanso de los esteroides, testosteronas, estrógenos y progesterona, reduciendo la cantidad de cánceres del sistema reproductivo.
3. Reduce la descarga matutina de cortisol en la mañana, la hormona del estrés.
4. Reduce la insensibilidad a la insulina, mejorando la DM Tipo 2.
5. Mueve la glucosa al glucógeno del músculo en lugar de almacenarla en grasa.
6. Mejora nuestro sistema inmunológico, especialmente a medida que envejecemos.
Recomendaciones:
1. Movernos por lo menos 15,000 pasos por día o estar de pie 7 horas por día.
2. Ejercitarnos diariamente o por lo menos 5 días a la semana.
3. Dieta balanceada.
Basado en el artículo “Evolved for exercise” por Herman Pontzer, PhD en Antropología Evolutiva, Profesor de Antropología Evolutiva en la Universidad de Duke. Scientific American Resumen de 2019.
